De saberlo...

Dias y noches entregados a la esperanza y la confianza en un mañana junto a ti. Cuántas emociones, miradas, susurros al oído y sonrisas cómplices en momentos de temida oscuridad. Y ahora llegan las nubes, asoma la tormenta de aquel posible periodo de distanciamiento, que a estas alturas, no haría más que desgastar nuestra existencia.
De saber que los dias se harian tan largos y que pasaría tanto tiempo sin consolidar mi plena felicidad junto a ti, hubiera raptado tu logica, te habria centrado en escuchar lo que dictaba tu corazón y me habría obligado a mi misma a hacerte más feliz.
De saberlo, habria parado el tiempo cuando nos alejamos de todo y de todos olvidándonos de aquello que no fuéramos tu y yo.
Porque quiero y creo en un mañana junto a ti,
De saberlo...

             Anhelo

Anhelo sentirte cerca, sentirte mio y a la vez segura. Anhelo el hablar sin miedo a aquellas respuestas que horas más tarde dan paso a un "lo siento" y que poco a poco te van desgastando. Anhelo gestos y palabras siempre cariñoso y aquellas miradas llenas de amor, que últimamente se han visto borradas por preocupaciones que me han apartado de ti. Anhelo sentirte, anhelo tenerte y temo perderte. Mas la confianza que poseo en ti me empuja a luchar y aqui me tienes, paciente.
Mas te Anhelo.

                           Dudas

Sentada en su sillón, veía pasar las horas. Tenía la mente en blanco, incapaz de reaccionar, tras el doloroso impacto recibido al saber de las dudas de su amado. A qué se debía aquella situación de la noche a la mañana? Acaso existía un problema de trasfondo del que aún tenían que hablar? Cientos de preguntas asaltaban su cabeza... Un escalofrío recorrió su cálida piel. Como si de un presentimiento se tratara, tras aquel escalofrío se abrió la puerta. Había llegado. Se aclararían las cosas, por fín?

         Al otro lado del espejo

Sabía que no estaba pasando un buen momento. Sentía que la posibilidad de la distancia cada día estaba más próxima. Y se aferraba a aquellos inicios en que aquel, su otra mitad, le prometía compartir con ella aquella estabilidad que ambos necesitaban, aquellos pequeños que los dos deseaban, aquel hogar que juntos planeaban y todo aquello ahora... De todo ella dudaba... Pero, a pesar del tiempo y las dudas, ella permanecería, sentada, esperando, a su llegada, ya que sabía que él estaba al otro lado del espejo...

                Decidiste
Decidiste poner freno a los vagones del destino. Ralentizar el curso de este karma que desde un principio fue marcado. Decidiste distanciar el encuentro entre ambas almas... Ya pueden arder tierras, secarse los mares, o llover piedras, aquí te estaré esperando, ya que frenar al destino, al fin y al cabo, fuiste tu quien decidiste.

                    Olvida           

Sienta tus pasos en mi camino, abandona tu pasado. Olvida cicatrices, ven, siente, pósate en mis manos, relájate y percibe la suavidad de las carícias que te brindo.

                    Quisiera.

Quisiera deslizarme cual brisa penetrando sutilmente por tu ventana. Recorrería las paredes inquebrantables que estos largos meses, temo se hagan eternos, ya parecen distanciarnos...Me transformaría en tormenta, si bajo el manto de lluvia lograra elevar tus ánimos. Porque una vez aprendí que no hay mayor medida de amor que amar sin medida y hace poco comprendí que no le puedes dar más días a tu vida pero sí puedes darles más vida a tus días...

      Sara y las Mariposas

Aquella tarde Sara, decidió correr tras su gran pasión. Pasear por la montaña persiguiendo mariposas. Le fascinaba admirar sus bellos colores, contrastar cómo unas tenían un tamaño totalmente distinto de otras, pero lo mejor era cuando más tarde explicava su gran aventura en casa. Cada vez que Sara salía dispuesta a perseguir mariposas, se mentalizaba para encontrar la más grande. Y esta vez no iba a ser diferente. Quería que papá y mamá se sintieran orgullosos y por eso se propuso encontrar una mariposa gigante. Sara admiraba entusiasmada sus tan admiradas mariposas:
una con las alas verdes, otra con una ala roja y una azul, otra con ambas alas marrones, y otra más pequeñita, pequeñita con las alas rojas como un tomatito... Justo entonces, se dio cuenta de algo: Habia un cachorrito de perro, solo, sin nadie que lo cuidara! Qué podía hacer? Recordó lo que su mamá siempre le decía: "todos formamos parte de la naturaleza y debemos estar en equilibrio con ella, por eso no debemos hacernos daño." Y decidió volver con el perrito a casa.
Allí lo recibieron con mucha alegría, y Sara desde entonces, cree que la mariposa pequeñita, pequeñita es mejor que la más grande.

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